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Piura (Perú)

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Testimonios Voluntariado

Ellas son seis profesionales españolas: Andrea Lamadrid, Lucía Gurruchaga, Cristina García, Ana Peinó, Jara Chamorro y Ángela Sánchez, quienes forman parte del voluntariado de la ONG Misión Esperanza y realizan ayuda social, brindando enseñanzas educativas y asesoramiento a niños y jóvenes de algunos caseríos y organizaciones en nuestra ciudad. Zona Urbana conversó con ellas, y aquí una historia de jóvenes trabajando con amor por los demás.

Las guapas españolas llegaron a nuestro país hace unos meses gracias a la ONG “Misión esperanza”, la cual pertenece a la congregación de Religiosas Reparadoras del Sagrado Corazón, cuya sede principal está en Burgos (España) a cargo de la madre Alexandra Zevallos.

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En Piura, la ONG también trabaja desde el Colegio San Gabriel, contando con el apoyo de la madre Silbana Saavedra, personal educativo, administrativo y alumnos en esta noble tarea. Formando así un unido grupo, las chicas imparten, todas las mañanas, charlas de valores y sexualidad a los adolescentes del Hogar de Cristo y de la aldea San Miguel.

Caserio Rio Seco

Por las tardes, visitan el caserío Río Seco y Miraflores, donde el trabajo es más complejo, pues brindan terapias para estimular el desarrollo cerebral, la integración social e incluso discapacidad en los niños. Y para hacer esta labor aún más sublime, imparten alegría, los fines de semana, a los ancianitos del asilo.

Para estas jóvenes es muy importante la atención que se presta a los niños y adolescentes, “con cinco minutitos de tu tiempo, ellos se sienten los reyes del mundo” dice Ángela Sánchez. Su preocupación ahora es que ya acaban sus vacaciones de verano, regresarán a su país y temen que los pequeños y la sociedad a quienes ayudan, vuelvan a la misma situación.

Es por esta razón que las voluntarias hacen un llamado a todos los piuranos a participar desinteresadamente en la noble causa, de otorgarles una visita a los niños de los caseríos y organizaciones. Con dos horas a la semana es suficiente para continuar con la labor que empezaron y que es digna de admirar.

En cuanto a sus preferencias, no les gusta el ceviche, pues dicen que les resulta muy ácido. El seco de chavelo y el arroz con pollo, para ellas es un manjar. La generosidad de los piuranos es lo que más les llamó la atención. Entre Colán y Máncora, prefieren Máncora pues a esta playa la califican como un paraíso.

Las jóvenes regresarán pronto a su país, y frente a la experiencia del voluntariado, comentan que se irán, pero con mucho más de lo que han dado. Se van, viendo la vida de otra forma, y habiendo aprendido mucho de los niños. La ternura y las expresiones de cariño de los “chavales”, serán recuerdos que siempre llevarán en su corazón. Así como la amabilidad de la gente piurana y su cultura. ¡Gracias y buen viaje, chicas!

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